Pisando tierra hasta entender el idioma del barro
Mientras copio la música con que responde la sangre
Me digo que el tiempo se marchitó por no elevarse
Porque nada es efímero si flota
Si, conocida la forma y su silencio, abandona
La herida original del suelo
Esto lo sabe el amor
Y no lo calla
Es sólo que hay sordos, como hay días de frío
En medio del verano
Abriendo los sueños -no los ojos- al espacio
Mientras siento que quien besa es el beso
Y no la boca
Entiendo que la vida no se rinde; la rendimos
Porque todo es mortal si no es soñado
Si no es más de lo tangible y lo directo
Esto lo saben los niños
Y lo gritan
Es sólo que estamos siendo viejos
Como es viejo anteayer -casi mañana-
A este lado de la sangre
Se levantan los pulmones sin miedo al horizonte
Que sobre sí termina, y estrangula
Lo que en el vientre pudo ser una palabra
Fuera de las sombras
Y la cárcel
En esta paz, el hierro, la piel, el océano
Hasta una lágrima... ¡quizás, hasta la muerte!
Pierden su densidad
Y silencia la raíz su condición de nudo
Y se descomponen los puntos cardinales
El Norte al aire; el Este, el Oeste; el Sur al aire
Aquí
Aquí es; aquí
Donde acaricio profunda la esperanza
De que el hombre comprenda para qué son los labios
Aquí