Se escapa el tiempo como arena en mis manos,
Un susurro fugaz que no puedo retener.
Los días me envuelven en un manto de recuerdos,
Y la vida se apaga, como un pálido atardecer.
¿Dónde quedó mi risa? ¿Dónde quedó mi fe?
El reloj no espera, avanza y se va con mi ser.
Huye el tiempo, implacable y feroz,
Como un río que corre, sin volver atrás.
Y mi vida se va, como humo en el viento,
Un instante perdido en la eternidad.
Cada latido parece un eco distante,
Un paso más cerca del final inevitable.
Busco respuestas en las sombras del ayer,
Pero solo encuentro silencio y polvo en mi piel.
¿Dónde están los momentos que prometían durar?
El tiempo me roba, y no puedo escapar.
Huye el tiempo, implacable y feroz,
Como un río que corre, sin volver atrás.
Y mi vida se va, como humo en el viento,
Un instante perdido en la eternidad.
Los días caen como hojas en invierno,
Y el peso del tiempo me dobla el aliento.
Pero en medio del drama, una luz puedo ver,
Un susurro eterno: "No temas, ven a mí."
Huye el tiempo, pero Dios y su amor permanecen,
Más allá del reloj, Su promesa no envejece.
Y aunque mi vida se va, como bruma en el mar,
En Sus brazos encuentro la paz que durará.
El tiempo huye, y mi vida también,
Pero Su eternidad es mi único bien.