Desde el este llegó con un rugido feroz
Un rey sin cadenas, un guerrero atroz
Los vientos susurraban su nombre al pasar
Atila, el conquistador, nadie lo pudo parar
¡Atila, el Azote de Dios!
Las tierras tiemblan al paso de su voz
Fuego y acero, su ley y su razón
Un imperio se inclina ante su gran ambición
Sus hordas cruzaron ríos y fronteras
Destruyendo ciudades, dejando huellas eternas
No temía a Roma ni a ningún emperador
La gloria lo llamó y la tomó con fervor
¡Atila, el Azote de Dios!
Las tierras tiemblan al paso de su voz
Fuego y acero, su ley y su razón
Un imperio se inclina ante su gran ambición
Con sangre escribió su destino inmortal
Un guerrero implacable, su juicio final
Donde cabalga mi caballo, la hierba no crecerá
Su sombra se alza, eterna quedará
¡Atila, el Azote de Dios!
Su furia marcó la historia con su voz
Aunque el tiempo lo quiso borrar
Su legado en las guerras siempre vivirá
Dejó un mundo en cenizas pero un eco feroz
Atila cabalga aún el Azote de Dios