No recuerdo nada más de lo que pasó ese día
Tenía la sensación de que mi alma se perdía
Sentí como se me acababa el oxígeno y la vida
Y ésta es una parte de lo que mi mente no olvida
Noche oscura, caminando como es costumbre
Por calles vacías, sin una persona en la urbe
Y no comprendía, por qué no había nadie en la cumbre
Donde la empatía era cálida como una lumbre
Acostumbrado a estar solo me quedé allí por un rato
Hasta que un hedor extraño puso en alerta mí olfato
Quise regresar a casa se me desató un zapato
Cuando me agaché a amarrarlo pasó frente a mí un gato
No presté atención y continué con mi camino
Luego llegó a mi mente el recuerdo de aquel felino
Pensaba en la noche fría que el animal pasaría
Regresar allí por él sería lo que yo haría
Giré mi cuerpo sin pensármelo dos veces
Iba algo distraído cuando bajé de la acera
De repente vi dos luces que de la nada aparecen
Era un furgón que venía y dije ¡Ay!, lo que me espera
Abrí mis ojos, mi torso estaba en la acera
Una pierna fracturada, la otra en la carretera
El impacto fue tan fuerte que me desgarró ambos brazos
Y el borde del andén mi cabeza abrió en dos pedazos
¡Vaya forma de morir!, pensaba mientras me dormía
El dolor era tan crudo; ni los sentía
Ya no podía respirar, vi el conductor y sus gestos
Sonreía extrañamente y yo maldecía a Dios por esto
Cuando desapareció, el dolor tuve agonía constante
Me sentía vacío y solo (normal), pero algo inquietante
Estaba al borde de un río, era algo impresionante
La curiosidad me invadió cuando vi aquel navegante
Una figura delgada, barba larga descendiente
Harapienta, despeinada, sucia, maloliente
Sus ojos ardían en llamas y una capa en sus hombros
Sórdida cubierta en lama y su gentil voz fue mi asombro
Me dijo: ¿mortal que quieres?, tienes lo que te mereces
Blasfemaste un ser Supremo, por eso que pereces
El lugar en el que estás, se llama el río Aqueronte
Y aunque no me has preguntado; mucho gusto, soy Caronte
Estuvo un rato observándome, burlándose de mí
Mientras que con su garfio acercaba a su barca senil
Quise preguntarle muchas cosas, unas con urgencia
Pero, mi razonamiento se extinguió por su presencia
Me pidió una moneda, era para pagar el viaje
Pues para cruzar el río él cobraba un pasaje
Y aunque yo no poseía alguna cosa de valor
El accedió a llevarme a cambio de un favor
Ahí estaba yo, de polizón en la barca
Recuperando el sentido y analizando las marcas
De desespero y dolor de los que se estaban ahogando
Que para pasar el río cien años han de estar vagando
Cuando por fin pude hablar le pregunté al navegante
¿A dónde me llevará, si el infierno está adelante?
Me dijo: "no hagas preguntas, cambiaré la trayectoria
Voy a darte unos consejos, guárdalos en tu memoria"
No podía comprender la situación del momento
Por no ir al infierno pude sentirme aliviado
Me dijo: "yo de ti, mortal, no estaría tan contento
Puedo sacarte de la barca y dejarte aquí tirado"
Mi situación... Se puso algo complicada
Luego de escuchar su argumento no pregunté más nada
Comprendí y le dije; aunque quiera no puedo irme
Acabemos ya con esto, ¿qué tienes para decirme?
Me dijo: "tómate un tiempo para pensar en la muerte
No esperes tu lecho de muerte pa' recordar tus días
Todos tienen una vida, haz la tuya diferente
No hagas como los demás que se rodean de hipocresía
Acostúmbrate siempre, a aceptar lo inevitable
Que las cosas no saldrán siempre como tú las esperes
Saluda todos los días con una sonrisa amable
Vive lo mejor que puedas, lucha por lo que quieres"
Esas frases él me dijo y luego guardó silencio
Mientras me miró fijamente dijo: se acabó el tiempo
Tienes una oportunidad más para vivir tu vida
Cambiamos la trayectoria; mira, es la salida
Estaba saliendo yo de la barca y el Aqueronte
Pisé tierra firme, miré atrás y no estaba Caronte
Me di vuelta otra vez, lo recuerdo con detalle
Estaba sobre la acera, listo pa' cruzar la calle