(Huella)
Antes era distinto, las carretas eran las dueáas e los caminos. Traían un invierno calient' e leáa e sierra, un verano fresco de sandías. Amaneceres con carretas tempraneras que pasaban despertando el pueblo. Goteando su música inocente los cencerros de los bueyes delanteros y el silbido juguetón del carrero.
El progreso lo halló con un oficio y una carreta vieja. No vaya a creer que es lindo andar en un tiempo nuevo cargado de recuerdos viejos. A veces, llegar al pueblo, entreverarse en el vivir de los otros. Y siempre vuelta a uáir los bueyes y la madrugada. Carrero...
A la huella, a la huella,
vamos, carrero,
dejar la carreta
rumbiar p'al pueblo.
Y tendremos mujeres,
guitarra y caáa,
cruzaremos la noche
meta picana.
Yo he visto muchas taperas
y sólo me duele una,
pero le juro, compadre,
que los caminos me ayudan.
A la huella, a la huella,
vamos, carrero,
tranqueando la noche,
que llegaremos.
En el clavo prendido
llevo el lucero,
picaneando los bueyes,
lujo 'e cencerros.
Carrero 'e carreta vieja
a los golpe' n el camino,
cómo le cuesta a la pobre.
Ayudala con el silbo.
¡Buey barroso!
¡Por si acaso!
¡Compaáero!
¡Ushi... ushi... ushi... buey...!