Habrás sentido alguna vez la mano en el pecho hundiéndote
Hacia un lugar quieto y gris, donde no hay calor.
Habrás sentido aquel temor de irse en el medio,
Dejando todo a la mitad, menos el reloj.
Habrás sentido no dar más y que nadie lo note,
Habrás sentido a quien se va solo por no dar más.
Habrás sentido su sonrisa solo cuando no estaba
Y hasta habrás visto aquel amor que no supiste ver.
Y hay algo en la noche, un instinto criminal,
Un calor que va quemando el cuerpo.
Y sentir que todo cambia mientras todo sigue igual
(la versión casera del infierno).
Y hay que dar con uno mismo, lo que venga que da igual.
Hay un río atrás de tanta niebla.
Que ya escucho las cigarras que estuvieron siempre ahí,
Nuestro dolor siempre es solo nuestro.
Sumaré unos cuantos miedos dentro de mi colección,
No harán más de lo que ya me hicieron.
Y me calma escribir de esto, nunca sabré bien por qué.
Habrás sentido alguna vez la mano en el pecho... sanándote.