El avión desciende, rasgando las nubes de plata
La Paz asoma, gigante dormido en la montaña alta
Treinta años han pasado, desde que partí un día
Un niño con lágrimas, dejando atrás su Bolivia
Ay, Bolivia, mi tierra, te llevo tatuada en el alma
En cada latido te siento, aunque el destino me apartara
Las yungas verdes y húmedas, el salar blanco y ardiente
Te extraño como a una madre, con un dolor permanente
Cochabamba me espera, con su valle verde y florido
La casa de mi abuela, con su patio colorido
El olor a pan caliente, recién salido del horno
Y su voz cantando bajito, un arrullo tierno y sonoro
Ay, Bolivia, mi tierra, te llevo tatuada en el alma
En cada latido te siento, aunque el destino me apartara
Las yungas verdes y húmedas, el salar blanco y ardiente
Te extraño como a una madre, con un dolor permanente
Recorro las calles viejas, buscando sombras del pasado
Las caras son extranjeras, el tiempo ha transformado
Pero el Illimani imponente, sigue vigilando la ciudad
Y el viento susurra secretos, de una niñez que ya no está
Recorro las calles viejas, buscando sombras del pasado
Las caras son extranjeras, el tiempo ha transformado
Pero el Illimani imponente, sigue vigilando la ciudad
Y el viento susurra secretos, de una niñez que ya no está
Ay, Bolivia, mi tierra, te llevo tatuada en el alma
En cada latido te siento, aunque el destino me apartara
Las yungas verdes y húmedas, el salar blanco y ardiente
Te extraño como a una madre, con un dolor permanente