Ella tiene treinta y cinco aáos, un marido bastante tacaáo una hija de catorce aáos, y por su cuerpo no pasan los aáos. Yo la veo desde mi terraza, su marido todo el día trabaja. Quiero salir a la caza de esa mujer de fina estampa. A mi me gusta mi vecina, esa cara me fascina, y su cuerpo tan perfecto parece cosa de arquitecto.