Tan bueno que yo vivía en la finca del señor,
Revuelto entre muchos seres de distinta formación.
Y al verme solo en la especie fue que decidió el señor,
Mandarme una compañera que ayudara a los quehaceres
Esa fue la condición.
Y poco duro la dicha, la ternura y el amor,
Porque la serpiente un día de evita se aprovechó.
Y de la fruta prohibida cogió y me la provoco.
Y más pudieron las ganas, y más pudieron las ganas,
Que la recomendación.
Soy, soy, soy, soy el padre pecador
Soy, soy, soy, así me llamo el señor
Soy, soy, soy, por ella que me porfeo.
Y más pudieron las ganas, y más pudieron las ganas,
Que la recomendación.
Y de lo que había pasado se percató mi señor,
Y a cuentas nos fue llamando molesto por la infracción.
Y rígido en sus asuntos y en su determinación,
Ni explicaciones ni ruegos sirvieron para librarnos,
Y enseguida nos echó.
Y de ahí para acá el sustento me gano con el sudor,
Y sufro todos los días y muelo de sol a sol.
Y de ese momento acá soy el padre pecador,
Y así me llama la gente y así me llama la genta
Porque el cuento se rego.