Otra vez, como en un sueáo,
volverán tus veinte aáos.
Juventud, viejo milagro,
repetido y no gastado.
Sólo amor tengo y te ofrezco.
Nada más, pero ya sobra.
Hasta el mar se vuelve manso, cuando al fin,
la arena de la playa besa.
¡Ya verás,
si te regalo el sol, qué luz!
¡Ya verás,
qué amigos son el cielo y tú!
Vamos, no te importe ni lo pienses,
que las aguas bajo el puente,
cuando pasan, ya no vuelven.
¡Tan feliz,
ser de repente tan feliz!
¡Y vivir
con un motivo de vivir!
Ven, dame la mano y caminemos.
Queda cerca el horizonte
y hay apuro por llegar.