Tanto te busqué por tantos sitios.
Tanto tu cariáo me hizo falta.
Tanto que en las noches te nombraba.
Sin saber tu nombre, sin palabras.
En la soledad de mis vigilias.
Cuando cada noche naufragaba.
Cuando cada sol amanecía.
Solo y sin palabras te nombré.
De pronto te encontré
y ya tu nombre tuvo forma.
Feliz lo pronuncié
y fue la música mejor.
Y cuando te nombré,
nombré la luz, sentí tu aroma.
Cuando al fin te nombré,
más que palabra fuiste sol.
Estabas más allá
de los sonidos de mis labios.
Estaba más acá
del hueco ansioso de mi voz.
Y cuando te nombré,
muy cerca ya porque te tuve.
Con tu nombre y tu piel,
volé hasta el cielo de los dos.
Hoy que ya te tengo entre mis cosas.
Hoy que sos la miel que me faltaba.
Hoy nombrándote lleno mi boca
de un sabor que nunca imaginaba.
Tanto te busqué por tanta vida.
Tanto tu ternura me hizo falta.
Tanto que al buscarte te nombraba
con el simple nombre del amor.