Oh, lámpara de fuego bendito,
Con cuyos destellos iluminas mi alma,
Tu resplandor llena las oscuras cavernas
De la insensatez del mundo,
Que ciego estaba antes de conocerte,
Eres luz y calor, mi Señor amado.
Me calientas en el frío invierno,
Eres mi cura en la penosa enfermedad,
Tus palabras son como alimento, alimento celestial,
Envías desde el cielo tu Espíritu bendito,
Al hombre en su desesperanza le das paz,
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
Y con gloria tu Espíritu nos das.
En la noche oscura eres mi guía,
Tu luz resplandece en mi caminar,
Cada paso dado, con fe y alegría,
Me lleva más cerca de tu eterno hogar.
Eres faro en el mar de la vida,
Mi refugio en la tormenta, mi verdad.
Me calientas en el frío invierno,
Eres mi cura en la penosa enfermedad,
Tus palabras son como alimento, alimento celestial,
Envías desde el cielo tu Espíritu bendito,
Al hombre en su desesperanza le das paz,
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
Y con gloria tu Espíritu nos das.
Oh, lámpara divina, no dejes de brillar,
En mi corazón siempre has de morar,
Tu amor eterno, mi mayor tesoro,
En ti confío, en ti encuentro el consuelo.
Me calientas en el frío invierno,
Eres mi cura en la penosa enfermedad,
Tus palabras son como alimento, alimento celestial,
Envías desde el cielo tu Espíritu bendito,
Al hombre en su desesperanza le das paz,
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
Y con gloria tu Espíritu nos das.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
Y con gloria tu Espíritu nos das,
Oh, lámpara de fuego bendito,
Eres luz y calor, mi Señor amado.