Peregrina que marchitas entre neblinas sombrías
Desdibujas tu sonrisa al pulso de esa tiza
Luz de luna compañía
En asfaltos a los que ella se anima
Sumergida en las intrigas de esas noches dañinas
Intérprete de sus sueños
Testigo mudo de sus inviernos
Norte fijo de los anhelos
Punto débil de los corderos
Que siempre beben de sus venenos
Heroína vespertina acechas en las esquinas
Sos la llave a mil maravillas, elixir de adrenalina
En las horas más esquivas
Se despide como una damita
Su perfume se respira en la última colilla