Llega de lejos el perfume de Maizena
La belleza salvaje capturada en los espejos
El eco de las voces que susurran y que truenan
La hermosura de la piel cuarteada en surcos viejos
Arde la calle en un zumbido de colmena
Que no juegue quien no se juegue el pellejo
Construíamos reinos con agua y arena
No nos asustaba la verdad de los reflejos
Y a los pies de los gigantes
Nos creíamos invencibles
Sin tenerle miedo alguno al Tiempo
Y al abrigo de los héroes
Éramos irreductibles
Niños feroces y felices
Libres como el Viento
Llega de lejos el aroma a tierra fértil
El sabor a cañadú recién cortada
El sonido de las voces de las madres
Llamándonos a retirada
Y aquí estamos una vida después
Marcados por fracasos triunfos y emociones
Queriendo detener el galopar del Tiempo
Remendando heridas en los corazones
Y a los pies de los gigantes
Nos creíamos invencibles
Sin tenerle miedo alguno al Tiempo
Y al abrigo de los héroes
Éramos irreductibles
Niños feroces y felices
Libres como el Viento
Y al abrigo de los héroes
Éramos irreductibles
Niños feroces y felices
Libres como el Viento