El más triste arrepentimiento es el que irradia del alma temerosa, el que ensombrece la mirada, el que corta el aliento. No hay mayor infamia que la de aquel que es reprendido por su cobardía por quien lo dio a nacer. Arde de dolor el corazón de Boabdil ante el desprecio venenoso de una madre avergonzada. Pero, sobre todo, ante la certidumbre de su razón.
Me cuesta respirar
Frío en la piel, fuego en la sangre
No quiero abandonar
Lágrimas al ver el fin de nuestro mundo
Cuando miro al cielo solo puedo ver tu inmensidad, como ayer
Tus decisiones destruirán un reino, una ciudad
No olvidarás, sé que esta historia será inmortal, mi reina alhama
Y al despertar, ves que este sueño termina aquí
Lloras como un niño al ver lo que no supiste defender
No entiendo tu opinión
Tu ansia de poder, tu forma de actuar
Escucha mi oración
Todo sigue igual, te mereces la verdad
Cuando miro al cielo solo puedo ver tu inmensidad, como ayer
Tus decisiones destruirán un reino, una ciudad
No olvidarás, sé que esta historia será inmortal, mi reina alhama
Y al despertar, ves que este sueño termina aquí
Lloras como un niño al ver lo que no supiste defender
Mi reina serás siempre inmortal, lloraré por ti
No supimos defender tu honor, y ahora te digo adiós