Habitando las manzanas de Pedro de Valdivia
Y proyectando la casualidad de lo que será su victima
Arrastrando y vigilando, oculto entre los arbustos
Yendo de aquí a allá buscando una oportunidad
Ojos ciegos y oídos sordos
No sabemos lo que sucedió
No lo hablamos ni lo meditamos
Sólo lo dejamos en el olvido
En la fétida calle que recoge y refugia a las
Hipotéticas siluetas que aparecen al atardecer
Desde arriba puedo ver de lo que son capaces de hacer
Pero desde aquí abajo debemos confiar en los
Ojos ciegos y oídos sordos
No sabemos lo que sucedió
No lo hablamos ni lo meditamos
Sólo lo dejamos en el olvido
Ojos ciegos y oídos sordos
Sabemos lo que sucedió
No lo hablamos ni lo meditamos
Sólo lo dejamos en el olvido