En el crepúsculo de mi altanería, en los primeros álboles de mi ocaso
Solo veo mi necedad que no es tan mía, salir corriendo herida tras tus pasos
A un lugar en el que nunca en vida he estado, a un Val halla de besos y caricias
Tan irreal y tan imaginario, que rosa la realidad y se hace trizas
Que antigua magia envuelve a los amantes, que pócima infernal los califica
Para posarse sobre los altares, para mirar la muerte a media risa
Para sentir el cosmos en los poros, para beber, el néctar de la vida
Y corren al desván de lo prohibido, en donde aguarda la caja de Pandora
Y extasiados en todos sus sentidos, descubren una verdad reveladora
De lo que pudo ser, lo que no ha sido, lo que jamás será y de sus confines
Y el destino los vuelve a sus caminos, más rotos, más maltrechos y más grises
Que antigua magia envuelve a los amantes, que pócima infernal los califica
Para posarse sobre los altares, para mirar la muerte a media risa
Para sentir el cosmos en los poros, para beber, el nectar de la vida