Nena, te voy a dejar
aunque me muera de pena.
Nena, te voy a dejar
aunque la sangre se pare en mis venas.
Te voy a dejar
y cumpliré mi condena
donde no pueda soáar,
dentro de mi oscura carcel de arena.
Y en el fondo del arcón
junto a mi suerte negra
¿Sabes qué voy a guardar?
Con tus recuerdos, mi pena.
Nena, te voy a dejar.
Mientras la música suena
no dejes de pensar
que a tu lado se queda mi estrella.
Te voy a dejar.
Me marcharé de esta tierra.
Así en paz quedarás
dentro de tu triste jaula de seda.
Y ya ves que la razón
de acabar de esta manera,
es: "Solo te puedo dejar
el día en que yo me muera".