El domingo al amanecer,
Cuando ya había pasado el tiempo del descanso obligatorio,
María Magdalena y la otra María fueron a ver
La tumba de Jesús.
De pronto, hubo un gran temblor.
Un ángel de Dios bajó del cielo,
Movió la piedra que cerraba la tumba,
Y se sentó sobre ella.
El ángel brillaba como un relámpago,
Y su ropa era blanca como la nieve.
Al verlo, los guardias se asustaron tanto
Que empezaron a temblar
Y se quedaron como muertos.
El ángel le dijo a las mujeres:
No tema vuestro corazón...
Vengan a ver solo están sus lienzos
Yo sé que están buscando a Jesús nazareno,
El que murió en la cruz.
No está aquí; ha resucitado,
Tal como lo había dicho.
Vengan a ver el lugar donde habían
Puesto su cuerpo.
Y ahora, vayan de inmediato
A contarles a sus discípulos que Él
¡Ya ha resucitado!,
Y que va a Galilea para llegar antes que ellos.
Ahí podrán verlo.
Éste es el mensaje que les doy:
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡A la muerte venció!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡A la muerte venció!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡A la muerte venció!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡Resucitó!
¡A la muerte venció!
A la muerte...
¡Venció!