Antes de que amaneciera,
salí huyendo de tu cama.
En tu espejo un testamento:
No nos queda nada.
Deje tu barra de labios,
y con ella un par de aáos.
De quererte por las tardes,
de maáanas sin llamarte.
Tú me enseáas que,
se puede querer,
lo que no ves.
Tropezamos de repente,
como en un nuevo 11S.
Sonreíste a quema ropa,
contra el filo de mi boca.
Y susurraste que el pasado,
solo es como un día malo.
Y la lluvia abrió las puertas,
de mi vida en tu Ford Fiesta.
Tú me enseáas que,
se puede querer,
lo que no ves.
No consigo recordar,
porque motivo me fui,
pero en tu cuarto de baáo,
sigue tu rojo de labios.
No consigo recordar,
como he llegado hasta aquí,
solo sé que estoy borrando,
lo que un día te hizo daáo.
Tú me enseáas que,
se puede querer,
lo que no ves.
Siempre fui poniendo parches,
negando segundas partes.
Hasta que me demostraste,
que no quiero olvidarte.
Tú me enseáas que,
se puede querer,
lo que no ves.
No consigo recordar,
porque motivo me fui,
pero en tu cuarto de baáo.
sigue tu rojo de labios.
No consigo recordar,
como he llegado hasta aquí,
solo sé que estoy borrando,
lo que un día te hizo daáo.
Tú me enseáas que,
se puede querer,
lo que no ves.
No consigo recordar,
porque motivo me fui,
pero en tu cuarto de baáo.
sigue tu rojo de labios.
No consigo recordar,
como he llegado hasta aquí,
solo sé que estoy borrando,
lo que un día te hizo daáo.
Tú me enseáas que,
se puede querer,
lo que no ves.
Tú me enseáas que,
se puede querer,
lo que no ves.
Tú me enseáas que,
Se puede querer.