Hacía pocos años que había terminado la guerra de españa
Y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la república
Uno de los vencidos, un obrero anarquista recién salido de la cárcel buscaba trabajo
En vano revolvía cielo y tierra, no había trabajo para un rojo
Todos le daban la espalda se encojían de hombros o le ponían mala cara
El vino era el único amigo que le quedaba
Por las noches ante los platos vacíos soportaba sin decir nada los reproches
De su esposa beata una mujer de misa diaria
Mientras el hijo un niño pequeño, le recitaba el catesismo
Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito me lo contó
Me lo contó en Barcelona cuando yo llegué del exilio
Él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna
Y el muy ateo, y el muy tozudo no entendía razones
Pero papá- le dijo Josep llorando - si dios no existe, quien hizo al mundo?
Tonto- le dijo el obrero cabizbajo casi en secreto
Tonto, al mundo lo hicimos nosotros, los albañíles
Ya vas a recorrer
Ese cielo inmundo que te hace perder
Son pocas las jugadas que tenés
Y sin embargo estás de pie
Soles estar perdido en un lugar
Las palabras se te secan y se caen
No creo que duremos mucho más así
Y sin embargo estás de pie
Y sin embargo estás de pie
Y sin embargo estoy de pie
Y sin embargo estás de pie
Y sin embargo estoy de pie
Ya vas a recorrer
Ese cielo inmundo que te hace perder
Son pocas las jugadas que tenés
Y sin embargo estás de pie