El Manicero
Los pequeños pies desnudos
Agitan el polvo
De las interminables
Calles y aceras
Que en su recorrido
Va dejando atrás el manicero
Es casi del tamaño de la lata
A la que sus manos se aferran
Y su abultado vientre
Está en desacuerdo
Con el resto de su cuerpo
Que de los pies a la cabeza
Destila el infortunio
Un otrora pantalón
Muere sobre sus rodillas
Al que hacen juego unos despojos
Que quieren ser su camisa
Surge con la tarde
Blandiendo con destreza la lata
Para avivar las brasas
Que por debajo la calientan
Y también al maní
Envuelto en raídos papeles
En disímiles cantidades
En la noche vuelve a casa
Con unas monedas en el bolsillo
Y un poco de maní no vendido
Tiene el empeño vencido
Y la esperanza gastada
Porque sabe que mañana
También lo espera igual jornada.