La sangre hierve humeante por sus dedos
El tacto frágil de segundos que chorrean
Desgarran sus ojos frágiles nubes
Cargadas de sueños ya llovidos
Las caricias de los barcos sobre el mar
Los sollozos espesos de la tierra
Hinchan su pecho apretado
Como queriendo abrirse a descargar ese nudo de gritos de colores
Dulces luces del sol fogoso
Las miradas blancas de las criaturas puras
El abrazo bruto de los vientos ancianos
El canto crudo de un lobo extasiado