Había una vez un hombre que
Pidió a una estrella un gran poder
Y a cambio de tal ambición
Perdió su ser
Y se olvidó de su pasión
Perdió su nombre, su razón
Pero fue un precio justo
O eso creyó
Mas una noche vió
Una luz sin igual
Fue una estrella fugaz
Que revivió su corazón
Y así a esa estrella le pedí
Que se quedara junto a mi
Y hoy sigo aún, mirándola
Mi luz